24 Mar Qué es un ataque de ansiedad y cómo actuar
El miedo a que ocurra algo malo, una situación que preocupe en exceso o el exceso de estrés a causa de un acontecimiento próximo, puede provocar en muchas personas un ataque de ansiedad. Pero ¿qué es un ataque de ansiedad? Se trata de una crisis o estado de pánico incontrolado que aparece de manera inesperada y que puede manifestarse con síntomas como palpitaciones, dificultad para respirar, náuseas o incluso sensación de asfixia. Es una respuesta del organismo ante situaciones de estrés emocional que, si no se aprende a controlar, puede llegar a convertirse en un problema de salud. Por eso, desde nuestra experiencia en psicología, creemos que es importante saber cómo actuar ante estas crisis.
Pautas para controlar un ataque de ansiedad
En primer lugar, si sufres ataques de ansiedad cada vez que te sometes a una situación de estrés, es importante que le des la importancia que requiere a esta problema. Acudir a un psicólogo te servirá para aprender técnicas de relajación y gestión de crisis de ansiedad, facilitándote herramientas adaptadas a tus síntomas y a los desencadenantes de tus ataques de pánico. Desde ConectaEmociones podemos ayudarte, por lo que puedes contactar con nosotros cuando lo necesites. Pero también queremos que tomes nota de los consejos que aquí te damos.
El primer paso será alcanzar un estado de tranquilidad mínimo, por lo que habrá que tratar de controlar la respiración. Para lograrlo, hay que irse a un lugar tranquilo, si pudiera ser, con poca luz y ruido.
Una vez en este lugar, habrá que respirar de forma consciente, evitando lo que se conoce como hiperventilación. Esto se consigue inspirando por la boca, utilizando el diafragma e inflándolo poco a poco, lo más lentamente posible; para después soltar el aire desinflando abdomen lentamente. Y si esto no resulta útil, se puede optar por respirar dentro de una bolsa de papel.
Mientras tanto, es recomendable distraerse, visualizar en la mente un lugar y una situación que transmita paz. Cada persona tendrá uno diferente, puede ser desde tumbarse en una playa vacía hasta tomar el desayuno un domingo por la mañana.
Y tan importante como relajar la mente es relajar los músculos. Esto requiere cierto grado de concentración, pero una vez que se alcanza, es sencillo: hay que detenerse en cada músculo y destensarlo, empezando desde los pies hasta llegar a la cabeza.
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