11 Oct LA CIENCIA DE LA PSICOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL COACHING
Con el siguiente artículo tengo como objetivo profundizar en la relación entre la ciencia psicológica y la práctica del coaching, y enfatizar en cómo la primera fundamenta teóricamente a la segunda.
La evidencia empírica que apoya la efectividad del coaching se basa en las herramientas que la ciencia psicológica ha creado desde su amplia trayectoria en el estudio de la comprensión del ser humano. Pero aun así, hasta el momento actual, ha habido muy poco trabajo en el desarrollo detallado de un marco de referencia teórico para el coaching (Brotman, Liberi & Wasylyshyn, 1998).
En la actualidad pueden observarse muchas coincidencias entre herramientas que se utilizan habitualmente en la práctica clínica y las postuladas por el coaching como novedosas y diferenciadoras. Aunque también se nutre de otros conocimientos, el Coaching incluye fundamentalmente una serie de estrategias psicológicas de eficacia contrastada, cuyo objetivo es contribuir a motivar, reflexionar, comprometerse, establecer objetivos, tomar decisiones, mejorar las relaciones interpersonales, cambiar comportamientos y actitudes, aceptar la realidad, etc.
Por ejemplo, el diálogo o debate socrático juega un papel destacado en la Terapia Racional Emotiva de Albert Ellis, por no hablar de las importantes coincidencias que tienen a nivel conceptual con el coaching (énfasis en las creencias, visión constructivista, etc.) Los estudios indican que el coaching modifica la cognición, emoción y conducta de la persona que lo recibe, planteamiento que se basa en el modelo A B C de Ellis. También existen obvias similitudes con el enfoque Humanista de Carl Rogers: la consideración del cliente como alguien con potencial para desarrollarse a partir de sus propios recursos siempre y cuando se generen las condiciones adecuadas; o el concepto de “aceptación positiva incondicional”, que enfatiza la comprensión empática y la aceptación de sentimientos, y permite que sea el cliente quien dirija la entrevista mientras el profesional intenta reflejar y aclarar los pensamientos y sentimientos que surgen. Más adelante detallaremos las aportaciones de las principales escuelas a la práctica del coaching.
La diferencia entre donde pone el foco de atención la psicología y el coaching, pasado y futuro respectivamente, no tiene ya peso en la actualidad. La psicología de Freud o el psicoanálisis que centraba toda su energía en conocer el pasado traumático del paciente, constituye en el S.XXI una tendencia minoritaria que por ignorancia se identifica con el conjunto de la Psicología.
Sin embargo, la Psicología ha evolucionado mucho a través de décadas de rigurosa investigación. Salvo en las divertidas películas de Woody Allen, ya no es Freud el gran gurú, ni el diván el terreno de juego, ni el complejo de Edipo la piedra filosofal. Hoy en día, lo que predomina es la Psicología cognitivo-conductual, la Psicología positiva, la Inteligencia emocional,… es decir, la Psicología científica centrada en optimizar el funcionamiento presente y futuro de las personas, los grupos y las organizaciones. Se trata de detectar las necesidades existentes, comprender y evaluar los comportamientos habituales, aplicar estrategias eficaces para provocar cambios significativos y estables. El objetivo es enriquecer, optimizar, desarrollar herramientas útiles para un funcionamiento mejor en cualquier área: laboral, social, personal, salud, ocio… (Chema Buceta, blog. 30-1-2014)
La realidad es que ninguna escuela psicológica de terapia se centra exclusivamente en el pasado. Todas las terapias miran hacia adelante, porque el pasado es inamovible, con los medios disponibles. Todas tienen como objetivo mejorar la calidad de vida del cliente en el presente, y propiciar un cambio duradero en el futuro. La vocación del coaching es ayudar a las personas en su desarrollo y mejora, y eso siempre ha sido una meta de la Psicología como profesión.
En la actualidad, la psicología que mejor aceptación tiene es la que se enfoca en la construcción de soluciones y no en el análisis de problemas. Las escuelas psicológicas que fomentan esta perspectiva, y de las que el coaching adopta sus herramientas prácticas, se remontan, como a continuación veremos, al año 1960.
MARCO TEÓRICO – PSICOLÓGICO DEL COACHING
► Terapia breve orientada a la solución (BSFT – Brief Solution Focused Therapy). Aplicaciones en el Coaching.
La terapia breve orientada a la solución (BSFT – Brief Solution Focused Therapy) tiene sus raíces en el enfoque de la terapia estratégica de Milton H Erickson. El trabajo de Erickson alcanzó renombre con la fundación del Instituto de Investigación Mental (MRI – Mental Research Institute) en Palo Alto, California en 1958, y por la publicación de Estrategias de Psicoterapia (Haley, 1963; vea Cade y O’Halon, 1993 para más detalles del desarrollo de BSFT y la contribución de Erickson). O’Connell (1998) cita lo siguiente como las características centrales del enfoque de Erickson y que forman la base de la BSFT (de Shazer, 1988). Estas podrían perfectamente ser constructos esenciales en la base de una Psicología del Coaching.
- Uso de un modelo no-patológico: Los problemas no son indicaciones de patología o disfuncionalidad, más bien derivan de un repertorio limitado de conductas.
- Foco en la construcción de soluciones: El terapeuta/coach facilita la construcción de soluciones en vez de tratar de entender la etiología del problema.
- Uso de los recursos existentes en el cliente: El terapeuta/coach ayuda al cliente a reconocer y utilizar los recursos propios de los que no era consciente.
- Utilización: La movilización y la utilización de cualquier parte de la experiencia de vida del cliente que pueda ayudar a resolver el problema que se presenta.
- Orientación a la acción: Existe una expectativa fundamental de parte del terapeuta/coach en que un cambio positivo ocurrirá, y el terapeuta/coach espera que el cliente actúe para crear este cambio fuera de la sesión de coaching.
- Fijación clara y específica de metas: La fijación de metas alcanzables dentro de un plazo de tiempo definido.
- El supuesto que el cambio puede suceder en un periodo corto de tiempo: En contraste con las escuelas terapéuticas que asumen que el problema debe ser trabajado durante un largo periodo de tiempo.
- Estratégico: Las intervenciones terapéuticas/coaching son diseñadas específicamente para cada cliente.
- Orientación al futuro: El énfasis es más en el futuro (qué es lo que el cliente desea que suceda) más que en el presente o el pasado.
- Encantamiento: El proceso terapéutico/coaching es diseñado y conducido de una forma que es atractiva y estimulante para el cliente.
- Terapeuta activo: El terapeuta/coach es abiertamente influyente.
Después de conocer las características del enfoque en Terapia Breve es difícil sostener que la psicología y el coaching son independientes. Al contrario, hay que revalorizar ambas y entender que el coaching ha llevado a la práctica técnicas y estrategias que sólo se desarrollaban en el ámbito privado de la consulta clínica. La visualización de dichas herramientas no debe hacer otra cosa que favorecer la práctica de la psicología no psicoanalista y, más concretamente, del coaching psicológico. Colocando a la figura del Psicólogo-Coach en el lugar que merece en el escenario laboral del coaching.
Otros modelo de intervención psicológica, de eficacia contrastada, que utilizo frecuentemente en mis sesiones tanto psicoterapéuticas como de coaching son:
► Terapia Sistémica. Aplicaciones en el Coaching.
La terapia sistémica se basa en un enfoque psicoterapéutico que tiene sus orígenes en la Terapia Familiar, que se desarrolló a lo largo de la segunda mitad del siglo XX por Salvador Minuchin.
Es algo nuevo… examina los acontecimientos y los problemas en términos de comportamientos entre individuos de un sistema de relaciones sociales… se dirige hacia el “qué” y el “cómo” de la situación (en vez de hacia el por qué o el quién)… le interesa menos el origen o los fines últimos que la situación actual, así como el modo en el que se perpetúa y se podría modificar (Weakland, 1977: 456).
Poco a poco el enfoque sistémico se desliga de la atención exclusiva a familias, tanto los conceptos como sus técnicas terapéuticas pueden aplicarse a las relaciones de pareja, equipos de trabajo, contextos escolares e individuos. Lo que resulta decisivo es que el énfasis esté puesto en la dinámica de los procesos comunicacionales, se centra en restituir patrones de comunicación alterados o deficientes teniendo en cuenta las interacciones entre los miembros del sistema y los subsistemas que lo componen.
El modo operandi de la psicología del trabajo y de las organizaciones y, más recientemente del coaching ejecutivo, se ha basado en el estudio de las relaciones, el contexto y la comunicación. Tanto es así, que en los últimos años se ha extendido la formación y la práctica del Coaching Sistémico.
Hay que aprender a mirar todo el entorno de un fenómeno comunicativo para poder percibir el conjunto de actores implicados (Mucchielli, 1998)
► Terapia cognitivo-conductual y Terapia Racional Emotiva de Albert Ellis. Aplicaciones en el Coaching.
El coaching es una propuesta a la acción, focaliza en que para que haya un cambio, una mejora o un incremento del rendimiento, hay que modificar las creencias y los pensamientos. O lo que es lo mismo, utilizar la Reestructuración Cognitiva de tal forma que el cliente sea capaz de pensar y sentir diferente. Aquí también podemos hacer referencia al Modelo A B C de la Terapia racional emotiva de Ellis, que asegura que es la interpretación que hacemos de lo que nos sucede los que determina nuestros pensamientos, sentimientos y conducta.
Las técnicas cognitivo-conductuales mencionadas anteriormente han sido desarrolladas y validadas principalmente en relación a poblaciones clínicas o disfuncionales con el objetivo de eliminar la psicopatología (Febbraro & Clum, 1998), más que con individuos que buscan mejorar su desempeño y el logro de objetivos. Éstas técnicas no necesariamente conducen a una mejora en el desempeño; la mejora en el desempeño y la disminución de estados afectivos negativos son lógicamente independientes (pero véase Whelan, Mahoney & Meyers, 1991 para una mirada alternativa)
► Metacognición – Aprender a Aprender. Aplicaciones en el Coaching.
El coach necesita tener experiencia en la facilitación del aprendizaje, y para ello son importantes los conocimientos sobre las habilidades Metacognitivas, para trasladar al cliente la conciencia de su propio proceso de aprendizaje experiencial, dándole la responsabilidad en el Aprender a Aprender. En la capacidad del ser humano para crecer y desarrollarse tiene especial influencia su capacidad para aumentar su nivel de consciencia. La psicología es la ciencia que estudia de manera profunda los aspectos conscientes, pre-conscientes e inconscientes del comportamiento humano.
Son varios los autores que hacen énfasis en la Metacognición. Las habilidades metacognitivas -la habilidad de pensar a cerca de los propios pensamientos, sentimientos y conductas- son factores esenciales en la maestría de nuevas habilidades (Carver & Séller, 1998). El self-awareness se refiere a la capacidad para enfocar la atención a algún aspecto de sí mismo o de la propia experiencia (Wicklund, 1975), hace referencia al procesamiento selectivo de la información a cerca de sí mismo (Fenigstein, Scheier & Buss, 1975). Esto porque el desarrollo de habilidades intra e interpersonales puede bien verse limitadas por un bajo self-awareness o una falta de interés en los aspectos psicológicos o emocionales de la experiencia humana y la interacción (Bar-On & Handley, 1999; Goleman, 1998). La auto-conciencia como la “disposición para reflexionar acerca de los significados y las motivaciones de conductas, pensamientos y sentimientos de sí mismo y de otros” Farber (1989, p.170).
Esa ampliación del nivel de consciencia debe ser una competencia del coach profesional, para transmitirla al cliente y fomentar su responsabilidad en el proceso de coaching.
El ciclo auto-regulatorio asociado con una mejora en el desempeño requiere que el individuo monitoree, evalúe y ajuste su desempeño con el objeto de alcanzar mejor sus metas (Carver & Séller, 1998).
Resumiendo; Si bien el coaching no tiene un único origen y reúne elementos de numerosas disciplinas como la filosofía, la lingüística, la biología del conocimiento o la física cuántica, la psicología ha jugado un papel fundamental en su desarrollo. Los expertos señalan que sus bases se encuentran arraigadas en la tradición de corte humanista de la psicología y están estrechamente vinculadas con el movimiento del potencial humano de la década de los sesenta y la psicología positiva (Grant, 2007).
De hecho, el coaching puede entenderse como una forma de concebir y aplicar la psicología a los individuos o los grupos que no presentan patologías clínicas. Recordemos que el psicólogo también trabaja la mejora del bienestar y el desarrollo personal actuando como facilitador para que el cliente logre metas y objetivos no clínicos. No es raro que en nuestra práctica profesional atendamos personas que acuden para ser asesorados en “hacer mejor lo que ya hacen bien”, es decir, en buscar la excelencia. Es por este motivo que muchos psicólogos necesariamente hacemos abordajes del tipo coaching a nuestros clientes.
¿CÓMO IDENTIFICAN LOS COACH SIN FORMACIÓN EN PSICOLOGÍA A UN CLIENTE CON UN PROBLEMA PSICOLÓGICO?
A pesar de que el coaching, por definición, trabaja con poblaciones no clínicas, los estudios han puesto en evidencia que entre el 25% y el 50% de las personas que solicitan servicios de coaching presentan niveles de psicopatología clínica (ver Green, Oades, y Grant, 2006; Spence y Grant, 2005).
Profesional y personalmente este es el aspecto que más me preocupa: el ejercicio profesional de un coach sin conocimientos psicológicos. La consecuencia de una mala praxis puede ser muy negativa, llegando incluso a incrementar el problema del cliente. Habitualmente los coaches no cuentan con seguro de responsabilidad civil con el que poder hacer frente ante una denuncia por mala praxis. Además, una mala actuación puede provocar un deterioro en la imagen de la práctica del coaching, que sí es eficaz con poblaciones sin problemática psicológica. Los psicólogos contamos con el marco de referencia de un código deontológico que implica una responsabilidad ética en el ejercicio de nuestra profesión. Parece, por tanto, que la formación en la identificación de los aspectos clínicos y de salud mental que ofrece la ciencia psicológica, constituyen elementos necesarios para garantizar un servicio ético y de calidad durante el proceso de coaching.
Muchos coaches que actualmente ejercen no tienen entrenamiento psicológico y los psicólogos son raramente reconocidos como practicantes realmente competentes (Garman et al., 2000)
El psicólogo está entrenado por defecto en las técnicas comunicativas y de entrevista, pero además y a diferencia del coach no psicólogo, tiene conocimientos de los procesos psicológicos, cosa que le permite interpretar mejor la personalidad del cliente o los mecanismos mentales que le acompañan durante el proceso. El psicólogo por ser psicólogo no tiene que saber hacer coaching pero posee muchos de los fundamentos y habilidades que se requieren.
En algunos cursos, seminarios a los que asisto he escuchado a coaches asegurar como han eliminado fobias de sus clientes en horas y ofrecen cursos de cuatro días para ser “terapeutas” ¡¿Cuatro días?! Comprendo y apoyo que personas adultas quieran dedicar su vida a ayudar a otras personas a ser mejores y más felices, pero el coaching no puede ni debe ser el sustituto de la profesión de psicólogo. Lógicamente trabajar con personas exige una gran habilidad y responsabilidad. Para estar a la altura, no basta con un par de cursillos y cuatro recetas de juegos divertidos, sino una formación sólida, horas de práctica en la dirección correcta y el rigor y la ética que deben caracterizar a un buen profesional. No basta con conseguir un impacto inmediato, sino que hay que contemplar, y tener muy en cuenta, los efectos de lo que se está haciendo más allá del momento concreto. Aunque el coaching es una excelente herramienta, por sí sola muchas veces no alcanzará a lograr el cambio que se espera, pues a veces los eventos traumáticos son tan fuertes, que afectan severamente el estado “motivacional del individuo” por lo que se hará necesario un tratamiento más profundo.
Son numerosos los estudiantes adultos, padres y madres, que se matriculan en psicología por la UNED para hacer realidad su deseo de comprender las particularidades de la mente humana y funcionar como catalizadores en el bienestar de los demás. No desvaloricemos el esfuerzo que realizan para conciliar vida laboral, familiar y académica dando valor y credibilidad a los cursos de cuatros días, o una semana, o un mes, que prometen prepararte para “salvar vidas”. Psicológicamente hablando.
Quisiera hacer igualmente hincapié en la importancia de no ignorar el pasado, entendido este como una trayectoria de experiencias y aprendizajes potenciadores o limitadores. Es en el pasado donde adquirimos las habilidades que vamos a necesitar para alcanzar el cambio o meta deseada. Conocer el bagaje con el que inicia un cliente un proceso de coaching es esencial para trabajar en la dirección correcta. No ignoremos el aprendizaje previo del cliente.
LA FALTA DE CONOCIMIENTOS PSICOLÓGICOS EN LAS OFERTAS FORMATIVAS DE COACHING
El objetivo del Coaching es ayudar a optimizar el funcionamiento tanto de los individuos como de las empresas y, por tanto, resultan esenciales los conocimientos psicológicos relacionados con las áreas que afectan directamente a la labor del coach. Formarse en herramientas de la práctica clínica, de eficacia contrastada, y conocer los conocimientos teóricos acumulados durante más de un siglo, que explican los aspectos emocionales y cognitivos que guían la conducta humana, deberían ser elementos imprescindibles en toda oferta formativa de coaching, independientemente de su ámbito de aplicación.
Las competencias técnicas que se aprenden en los programas de formación en coaching resultan de fácil asimilación para los psicólogos conocedores de la persona y de los procesos que facilitan el cambio. Suelen ser técnicas sumatorias a aprendizajes anteriores, aunque algunas escuelas aportan un valor intrínseco en su metodología de coaching.
Entre las alternativas de formación en coaching disponibles existen unas mejores que otras y, sin duda, algunas merecen un enorme respeto por el rigor de sus contenidos, la calidad de sus profesores y el respaldo que reciben de instituciones reconocidas. La cuestión es que existen programas de diferentes másteres universitarios, cuyo contenido es propio y no oficial, y que no implican, por lo tanto, una categoría profesional a efectos laborales o de hacienda.
En mi caso particular estudié el Máster de Coaching e Inteligencia Emocional, título propio de la Universidad de Salamanca, porque sus contenidos conectaban a la perfección con el tipo de psicoterapia que estaba llevando a cabo con mis clientes. La aportación de la Inteligencia Emocional y sus aplicaciones prácticas ha permitido incrementar la eficacia de mis intervenciones. Por otro lado, ser Psicologa Coach me ha permitido presentarme al cliente eliminando los prejuicios generalizados asociados a la profesión del psicólogo, que desgraciadamente aún existen (diván, sólo atendemos a “locos”, etc.). De esta manera doy a conocer el trabajo del psicólogo aclarando nuestro perfil profesional y demostrando que también atendemos a personas que buscan mejorar su desempeño (a nivel profesional o relacional) sin necesidad de padecer problemática psicológica.
COACHING PSYCHOLOGY
La diferencia clave entre coaching y la coaching psychology es que ésta última incluye la aplicación de teoría psicológica. Alguno de los retos más importantes de la coaching psychology implica demostrar a la comunidad profesional su valor significativo para alcanzar un coaching profesional de alta calidad, así como luchar por su reconocimiento de cara a sus potenciales clientes. Tarea nada fácil, teniendo en cuenta que el coaching es una profesión joven, sin reglamentación clara ni reconocimiento oficial o académico, lo que supone que, hoy en día, cualquier persona puede denominarse coach y puede crear su propia empresa de coaching. En la amplia industria del coaching abundan los pseudotítulos, las acreditaciones sin validez, los cursos de formación “express” de apenas unas horas de duración… El uso de términos como “mentor de sueños”, “experto en felicidad” o “entrenador personal para cambio de vida” no hace sino agravar la confusión del público general respecto a la formación del profesional que está contratando.
La coaching psychology se enfrenta, de esta manera, al reto de diferenciarse dentro de un vasto mercado, donde coaches con formación en psicología conviven con coaches vinculados al ámbito de la economía, la ingeniería, el derecho o la sociología, principalmente, y formados en organizaciones de prestigio, así como con otros “pseudocoaches” sin formación, lo que hace que la calidad del servicio sea muy variable, restando credibilidad y confianza a esta nueva rama profesional.
Por tanto, no es de extrañar que el interés de los profesionales de la coaching psychology radique actualmente en establecer unos requisitos para la acreditación de lo que se ha dado en denominar Psicólogo Experto en Coaching, en aras de proporcionar al público en general un sello de garantía profesional en formación psicológica.
El desarrollo y el asentamiento de la profesión de Psicólogo-Coach se llevó a cabo en paralelo en Australia y Reino Unido, y, en la actualidad, cuatro universidades cuentan con departamento de coaching psychology: Sydney, Londres, Copenague y East London. Es en el año 2000 cuando Anthony Grant, a menudo reconocido como padre de la coaching psychology moderna, anunció su “mayoría de edad”.
Victoria Flórez Munévar. Psicóloga y Coach. Nº col M-19823
Bibliografía:
* Anthony M. Grant. Título original: Toward a psychology of coaching. Hacia una Psicología del Coaching. Unidad de Coaching Psicológico Escuela de Psicología Universidad de Sydney.
* Elena Pérez-Moreiras López. Algunas conexiones entre la psicología y el coaching (Junio 2012). Grupo de Trabajo de Psicología y Coaching del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.
* Artículo Infocop (12 de Marzo 2012): Coaching Psychology: ¿Una subdisciplina psicológica emergente?
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