Actividades extraescolares: «¿Y mi tiempo libre?»

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Actividades extraescolares: «¿Y mi tiempo libre?»

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“Los lunes tengo academia de inglés, los martes natación, los miércoles estudio en mi colegio dos horas por la tarde hasta que llega mi madre a recogerme…”.

Esto es un ejemplo de la realidad actual que viven muchos niños y adolescentes que estudian primaria y secundaria. Durante los últimos ocho años he podido conocer distintos casos desde muy cerca, y cuando un niño de tercero de primaria rompe a llorar porque no le ha dado tiempo a estudiar el examen de mañana por ir al conservatorio, debemos parar y preguntarnos “¿Lo estamos haciendo bien?”.

A veces resulta tentadora la idea de convertir a los pequeños de la casa en máquinas capaces de ganar tanto una partida de ajedrez como un partido de futbol. Los padres tienden a priorizar las extraescolares que capacitan a los hijos en idiomas y en prácticas deportivas. ¿Y en qué momento del día practican para ser personitas emocionalmente inteligentes?

En su libro Bajo presión, Carl Honoré (2008) hace una crítica a la educación de los más pequeños y pequeñas. Aconseja algunas conductas que pueden ayudar a las madres y a los padres a alcanzar la virtud de la que Platón tanto habló y que se encuentra en el equilibrio.

Padres y Madres con empleo, hijos e hijas con empleo:

La sociedad ha cambiado, hombres y mujeres estudiando codo con codo, trabajando juntos y titulándose por igual, y aunque todavía nos queda a todos un largo camino para llegar a la igualdad de sexo y género, esto ha hecho que los núcleos familiares cambien junto con las prioridades de las personas durante las últimas décadas. El recién fallecido Zygmunt Bauman en su obra Amor Líquido: Acerca de la Fragilidad de los Vínculos Humanos (2010) nos indica que ahora las parejas se consolidan en gran parte por las coincidencias entre las prioridades individuales de ambos miembros, es decir, que ambas partes de la pareja quieren conseguir sus metas profesionales antes de enrolarse en la aventura de formar una familia y dejar descendencia. Muchas parejas lo consiguen y de forma equilibrada son capaces de sacar adelante una familia, en otras muchas un miembro de la relación (la mujer sobretodo) deja su vida profesional para hacerse cargo de los hijos e hijas que van apareciendo, decisión bastante respetable igualmente y hasta aquí bien, pero ¿qué ocurre cuando las dos partes de la pareja trabajan toda la jornada laboral y llega el primer heredero al trono de la atención?

La respuesta es fácil y para muchos reside en la frase “Pasa un buen día hijo/a, pórtate bien, te recojo a las 19:00”, para ir a tenis o inglés seguramente. Pensemos: el alumnado de primaria empieza normalmente alrededor de las 9:00 a.m. su jornada lectiva, eso sí, en el supuesto de que no empiece la jornada laboral de los padres a las ocho de la mañana, entonces el niño por fuerza mayor tendrá que desayunar en el centro, es decir, entrar una hora y media antes de las clases cómo mínimo. Los padres o abuelos, recogen al menor después de unas siete u ocho horas de horario escolar, para luego continuar con otra actividad que completará su intensivo día. Teniendo en cuenta que los expertos recomiendan dormir unas ocho horas diarias, a nuestros pequeños tesoros les quedan pocas horas de feliz libertad para realizar los deberes, ducharse y cenar. ¿Y para jugar?

Con este argumento no pretendemos echar por tierra las actividades extraescolares, pero recomendamos no abusar de ellas. Es positivo que los niños concilien su jornada escolar con tiempo de ocio y de aburrimiento. Además está comprobado que en el tiempo libre es cuando desarrollan la creatividad, habilidad que no se potencia lo suficiente en el ámbito escolar.

Es importante elegir las extraescolares teniendo en cuenta los siguientes consejos:

  • Ayuda a tu hijo a buscar una actividad que le apasione y no suponga un periodo de sobreesfuerzo u obligación. Que él decida, con vuestro apoyo, qué actividad desea realizar.
  • Evitar actividades los cinco días de la semana.

El autodescubrimiento de las actividades de ocio tiene que ser en consenso, no obligando sino ofreciendo y proporcionando un periodo de desconexión escolar.

Para casa los ejercicios…”

La lucha en contra de las tareas para casa está en pleno auge, pongámonos en los zapatos del alumnado que tiene una media de 7 ejercicios diarios, más trabajos y exámenes. Añádase a esta receta las actividades después del colegio y obtendremos lo que se conoce como estrés infantil. De momento nos falta mucho para llegar a un pensamiento como el que nos presentó la Institución de Libre Enseñanza de Giner de los Ríos (Garrido, 2001), aquella escuela sin deberes, sin exámenes y donde el alumnado aprendía a aprender y no a repetir como un loro.

En resumen, y desde un punto de vista más humano, las etapas de educación infantil y primaria deben ser más relajadas, donde el juego espontáneo y la diversión dispongan de su lugar en la dinámica diaria. Es en estos momentos cuando los niños desarrollan su autoestima y comienzan a interpretar el mundo según se relacionan con él, por tanto éste puede terminar siendo una aventura o una consecución de horarios y obligaciones.

Bibliografía:

Bauman, Z. (2009). Amor líquido: acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. Madrid: Fondo de Cultura Económica.

Garrido, F. (2001). Francisco Giner de los Ríos, creador de la Institución Libre de Enseñanza. Granada: Comares.

Honoré, C. (2008). Bajo Presión. Madrid: RBA S.L.

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